Me han hablado de ello varias personas.
Siempre fui reacio a lo que me contaban, nunca me gustaron las consecuencias de sus experiencias, unas consecuencias, por otro lado, relativamente vanales, sin gran importancia, no más que pedir una cerveza helada y que te saquen un botellín caliente y te pongan cara de "la culpa es de Gambrinus, nunca mía".

- ¿Qué puedes perder?

Esa fue la pregunta que me ha llevado a autoexperimentar.

Mis recelos, mi falta de interés siempre se han basado en que mi disponibilidad al más mínimo esfuerzo en este experimento es muy pequeña, a que se que no va a despertar mi curiosidad más allá de lo que ya conozco. Más o menos es como saber lo que voy a conocer antes de comenzar a caminar el sendero.
También se que me voy a introducir en un mundo del que creo que me van a llegar sensaciones algo tristes, desesperadas incluso, sin demasiada magia, sin chispa, sin emoción,nada especial, nada distinto, nada nuevo.

¿Por qué hago entonces este autoexperimento?

Seguramente para confirmar cosas. Posiblemente por llevar la contraria a varias personas con el peso de unos hechos contrastados.
Tal vez por algo que aún desconozco.

Contaré lo que vaya sucediendo.

escuchando: Gazpacho - Novgorod