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Okzelui

27 abril 2010

EL VIEJO QUE PESCABA BARCOS HUNDIDOS



- Muchacho, es como tratar de pescar barcos hundidos.

El viejo me miró y me sentí como si esa mirada me hubiese vaciado toda la vida.
Cogió su caña de pescar y dijo que venía tormenta. Yo solo veía un cielo claro, muy azul, y la mar agitada en ese horizonte que siempre me atrapa pensamientos.
El viejo caminaba ya de vuelta a la aldea. Corrí tras él, pero no lo alcancé. Él caminaba con un pez en su cubo y la caña de pescar al hombro. Yo corría sin nada en las manos. Llegó a la aldea antes que yo y desapareció entre los callejones.
Llovió por la noche.

Yo amanecí dormido, soñando todos los barcos hundidos que me contó el viejo.
Ese día no le ví, pero me contaron que cogió su barquita y dijo que iba a pescar velas.

El último día que llovió en aquel mes de Abril recordé todas sus sonrisas y todos sus besos y el viejo me contó que por la tarde, había reflotado un barco hundido en mitad de la tormenta, y que hubo peces que saltaron de su barca con los ojos llenos de esperanza.

El viejo siempre llevaba un viejo pañuelo verde cada vez que se acercaba al mar. El viejo siempre lograba que me quedara pensando al mirar la inmensidad de tanta agua salada. Llevaba el pañuelo verde anudado a su mano izquierda, como si fuese una pulsera. Una tarde, una de esas eternas tardes en las que las nubes pasan muy grises por el horizonte, le pregunté el por qué del pañuelo verde.
- Muchacho, yo nunca te he preguntado por qué siempre llevas esa tristeza escondida en la mirada.


escuchando: Jonsí - Tornado

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