Vengo pensando en tí desde aquellos días en que los intentos sobraban para escribirte muchas cosas. Vengo intentando encontrarte desde entonces y aún no se qué fue realmente lo que me ha hecho dejarte siempre a un lado. He intentado decirte todo lo que ya sabes tantas veces que mirar atrás es no comprender las razones de mi ausencia. No, no fue la pereza. No, tampoco fue eso. Pues porque sobraban los motivos. Siempre sobran tus motivos.
Sí, tengo muchas fotos esperándote pero eso es lo de menos, eso no me importa, sabes que nunca me importó.
Sabes que cuando pensaba en tí veía muchas soluciones que solo eran pensamientos desdoblados en ilusiones sin fundamento. Las puertas abiertas de una pantalla iluminando una oscuridad pasajera, un punto blanco en un papel tan blanco como tus ojos aquella noche que jamás ocurrió. Sabes que admiran muchos gritos de relatos sin principio ni final, sabes que tan solo quieren ser escuchados, comprendidos en lo más difícil, y que podrían escribir millones de palabras a cambio de un solitario saludo que de comienzo a un nuevo consumo de ilusiones, ese camino tan directo a la desilusión y el dolor amargo como la toronja, y a veces como las manzanas verdes.
Sabes que te buscan a tí, pero es que incluso puede que me busquen a mí. Si supieran que siempre te encuentro riéndote al intentar ver cómo crece la hierba, o como uno de aquellos días soleados en los que solo llovía en tu habitación y al salir de allí, en la cocina donde siempre cocinaban el color del vacio, aquella extraña anciana, la que siempre limpiaba el mismo vaso, una y otra vez el mismo vaso, me preguntó....
- ¿Ya está enfadada otra vez? Estás mojado.
- Sí. Es una lluvía muy intensa.
- Siempre llueve cuando quiero hablar con ella.
- Yo termino empapado cada vez que no desea verte.
- Mira, ya sale agua por debajo de la puerta. Pronto parará y volverá a oler a mazanas. ¿sabes por qué huele a manzanas cuando llueve en su habitación?
- En la mía huele a sal, pero ella dice que la sal no tiene olor.
- Huele a manzanas porque son sus tres colores. Es roja, es verde y amarilla. Es amarilla cada vez que le digo que la hierba no crece cuando la miran.
- Por eso no hay hierba junto a su ventana.
- Por eso no te mira a los ojos.
- Por eso llueve menos cuando me siento a su lado.
- Por eso huele a manzanas rojas.
Fue el día que supe que tus tres colores eran la realidad que yo siempre pensé azul. Porque me dijiste que tú eras azul. Pero siempre supiste que eras roja, amarilla y verde. Siempre lo supiste y decías azul solo para que volviese a salir mojado de tu habitación una y otra vez.
- Ella me dijo que era azul. Siempre decía que era azul.
- Sí. Los que saliís empapados de ahí siempre contáis lo de su color azul. Nunca ha sido azul.
- No hay manzanas azules.
- Ella sabe que tu camino es azul. También sabe que tu camino azul se rodea de amarillos, rojos y verdes.
- Por eso vengo pensando en ella desde entonces...escuchando: Gary Jules - Mad WorldEtiquetas: SABES QUE ES POR ESO